El arte perdido de empezar y terminar bien: Introducciones y conclusiones que abren el corazón

La Palabra de Dios es viva y eficaz, pero el predicador tiene el deber santo de abrir camino al corazón humano.

La introducción: más que un preámbulo

  • 1. Despierta interés
  • 2. Enfoca el tema
  • 3. Monta el escenario

La conclusión: cerrar con propósito, no con rutina

Un ejemplo comparativo: Juan 13:12–17

Conclusión: una tarea pastoral ineludible

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