1 y 2 Corintios: ¿Cómo corrigió Pablo a la iglesia de Corinto?
Las epístolas de Pablo a los Corintios exponen, en cuanto al tema de la corrección, la esencia del corazón pastoral del apóstol. Un corazón pastoral que muestra el genuino interés de un ministro por la salud y el cuidado de las almas, siendo honesto y sincero, directo y amoroso, tajante pero compasivo, y por sobre todo, paciente y perdonador. Pablo corrige a la iglesia en Corinto en línea con la declaración de Proverbios 16:6:
“Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.”
El énfasis en la corrección de Pablo a la iglesia de los Corintios no persigue otro interés sino el de ver el evangelio aplicado a la vida personal y colectiva de la comunidad de creyentes de esa región, aunque eso eventualmente le costara su reputación o popularidad.
El Corazón Pastoral de Pablo
El corazón pastoral de Pablo queda de manifiesto al comienzo de la carta, evitando competir por la posición de influencia sobre algún grupo de la iglesia y buscando disolver cualquier tipo de abanderamiento, devolviendo el pensamiento de los Corintios hacia el evangelio a través de Jesucristo. La expresión de ruego en 1 Corintios 1:10 muestra esta motivación:
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.”
Exhortaciones en Diversos Temas
Pablo comienza con una serie de exhortaciones en cuanto al servicio (cap. 3), moralidad (cap. 5), solución de conflictos (cap. 6), matrimonio (cap. 7), idolatría (cap. 10), entre otras distorsiones doctrinales. Exhorta a la iglesia a cumplir su misión como un organismo vivo que está puesto para la santificación de los creyentes a través de la exhortación piadosa en busca del arrepentimiento y la restauración de las almas.
Aplicación del Evangelio
Pablo es consciente de lo difícil que resulta aplicar el evangelio a la iglesia como la herramienta que el Espíritu Santo usa para la santificación de los creyentes, pero no rehusó hacerlo, con la esperanza de ver en ellos fruto, y en obediencia y fidelidad a Dios. Esto es evidente al iniciar la segunda carta, donde el apóstol declara su motivación y disposición cuando tuvo que exhortar a la iglesia duramente. Leemos en 2 Corintios 1:24:
“No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes.”
Perdón y Alegría
Pablo perdona y manda que la iglesia perdone (2 Corintios 2:5-11), muestra su alegría al ver la respuesta favorable de la iglesia ante la exhortación (2 Corintios 7), con lo cual valida su apostolado y la verdad de que la exhortación que es de Dios, aunque produce tristeza, es para salud porque el arrepentimiento es un signo de salvación:
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación…” (2 Corintios 7:10).
Defensa de su Ministerio
La carta termina con una defensa firme de su ministerio (2 Corintios 10), reclamando toda gloria para el Señor:
“Mas el que se gloríe, gloríese en el Señor, porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.” (2 Corintios 10:17-18).
Pablo muestra así que corrigió a la iglesia como un verdadero ministro del evangelio, que exhorta y ama, que corrige a quienes se envanecen, actuando según sus sentimientos y no en conformidad con el evangelio. En sus propias palabras leemos:
“Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.” (2 Corintios 12:15).
Naturaleza Transicional de las Correcciones de Pablo
Es importante entender que la iglesia no debería intentar replicar todas las obras y manifestaciones que se describen en las cartas de Pablo de manera literal. John Stott afirma:
“Las epístolas de Pablo son documentos dirigidos a situaciones específicas y en contextos específicos, y aunque sus principios son eternos, sus aplicaciones pueden variar.”
Además, 1 Corintios 13:8-10 nos recuerda que algunas manifestaciones eran temporales:
“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia se acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”
Debemos confiar en la suficiencia de las Escrituras y en la obra continua del Espíritu Santo en la iglesia de hoy, guiándonos en toda verdad y santidad.
Bibliografía
- Benware, Paul N. Panorama del Nuevo Testamento. Editorial Portavoz, 1993.
- Carson, D. A., & Moo, D. J. Una introducción al Nuevo Testamento. Editorial Clie, 2008.