Ensayos Teología

Gálatas, Santiago – ¿Cómo uno llega a ser justificado delante de Dios?

Tanto Gálatas como Santiago son epístolas enérgicas y llenas de exhortaciones saludables para la iglesia. Ambas tratan con asuntos doctrinales que, siendo distorsionados, pueden pervertir la fe de la iglesia. Algunas exhortaciones son muy particulares para cada congregación, como en Santiago, donde se trata lo relativo a las ofensas en la forma de hablar:

“Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.” (Santiago 3:2),

y en Gálatas, la seducción de los judaizantes a la circuncisión:

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó.” (Gálatas 1:6).

Pero hay un tema que une a estas dos epístolas y es el tema de la justificación por la fe. Ambas lo tratan y ambas nos enriquecen dándonos distintas dimensiones de una misma verdad. Gálatas nos muestra fiel y detalladamente la doctrina de la justificación por la fe, mientras que Santiago muestra cómo luce la fe que justifica en la vida del creyente.

Justificación por la Fe en Gálatas

La justificación por la fe es el gran tema del apóstol Pablo en su carta a los Gálatas, y lo desarrolla desde la base del evangelio. Esto es razonable porque la fe solo puede ser salvadora si es la fe en el evangelio. Los Gálatas estaban saboreando un evangelio distinto al que se les había predicado para salvación. En Gálatas 1:7, Pablo aclara que no hay otro evangelio, sino que hay algunos que lo están pervirtiendo:

“Si aún nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” (Gálatas 1:8).

Pablo es enfático al decir que esta verdad debe y fue defendida con energía, incluso reprender al apóstol Pedro por añadir obras a la fe en Cristo para la salvación. Los Gálatas recibieron una reprensión directa y fuerte por la misma causa:

“¡Oh Gálatas insensatos!” (Gálatas 3:1).

El Espíritu, que es la garantía de la salvación y sus manifestaciones, solo es posible por la fe y no por obras que ellos hayan hecho. Pablo conecta esta verdad y la respalda con los ejemplos de Abraham y la alegoría de Sara y Agar, para finalmente recordar a los Gálatas el contraste entre las obras de la carne y la vida en el Espíritu.

Fe y Obras en Santiago

Es en este punto donde el mensaje de Santiago se une a la idea de la justificación por fe. Si Pablo desarrolla cuidadosamente la doctrina en Gálatas, la epístola de Santiago exhorta a la iglesia a ser:

“Hacedores de la palabra, y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22).

Para Santiago, es fundamental que no puede existir un creyente desasociado de la práctica de lo que cree. La ortodoxia y la praxis no se pueden separar. Con esto en mente, pregunta:

“¿De qué aprovechará, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2:14).

Santiago sigue empujando la idea con ejemplos de cómo obra la fe cuando vemos necesidades en nuestros hermanos (Santiago 2:15-17), mostrando que los demonios creen y tiemblan, pero no son salvos (Santiago 2:19), y usando las figuras de Abraham y Rahab. Todos estos ejemplos terminan demostrando que la fe que salva se evidencia en la vida de los creyentes a través de acciones y obras, no para conseguir la salvación, sino como evidencia de que han gustado la salvación.

Conclusión

Estas dos epístolas se unen para contestar la pregunta: ¿Cómo uno llega a ser justificado delante de Dios? Gálatas enseña que llegamos a ser justificados solo por gracia, por la fe en Jesucristo, mientras que Santiago agrega que esa fe se manifiesta en un creyente a través de obras que dan testimonio de su salvación.

Bibliografía

  • Benware, Paul N. Panorama del Nuevo Testamento. Editorial Portavoz, 1993.
  • Carson, D. A., & Moo, D. J. Una introducción al Nuevo Testamento. Editorial Clie, 2008.

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