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La escolástica

La escolástica, ese periodo de la historia en el que la teología y la filosofía se entrelazaron como nunca antes, dejó una marca imborrable en el pensamiento cristiano. En una época de profundos debates y descubrimientos intelectuales, los teólogos de la Edad Media lucharon por armonizar la fe con la razón, estableciendo las bases de la teología sistemática que aún hoy estudian los eruditos. ¿Qué lecciones podemos aprender de estos gigantes del pensamiento? ¿Cómo influyen sus disputas y aportes en nuestra comprensión moderna de la fe?

El florecimiento escolástico

La edad media es para la mayoría un período de la historia de donde no hay mucho para destacar, conocida también como el tiempo del oscurantismo filosófico y religioso. Es sin duda un período con sombras y luces, que como mayor logro produjo lo que se dio a conocer como el movimiento escolástico. El tiempo en que la teología y la filosofía estuvieron más cerca y con la mayor la atención de todos los tiempos por teólogos y pensadores. Una época que sentó las bases del esquema del pensamiento moderno en forma, solo sirviéndose de los avances filosóficos y teológicos de la edad que le precedió. Una época de agudos pensadores, del origen de las casas universidades, el intelectualismo teológico y el inicio de la sistematización de las doctrinas de las Escrituras. Un período de la historia donde las palabras del apóstol Pablo a los Tesalonicenses cobran un sentido especial para toda la iglesia “Examinadlo todo; retened lo bueno. (1 Tes. 5:21)”, pues, la negación total y la aceptación a ciegas de todas las ideas que se produjeron en esta época, cualquiera de los dos extremos, serían una falta a la verdad.

El florecimiento escolástico ha tenido repercusiones en el mundo secular, en el catolicismo y en el mundo protestante, y como parte de la historia explica muchos de los fenómenos o posturas en el ámbito de la filosofía y la teología, por lo cual es digno de ser observado y evaluado en nuestro tiempo. El objetivo de este ensayo será entonces ofrecer un panorama partiendo desde sus orígenes, sus principales exponentes, las discusiones y todo el desarrollo en cuanto a la academia tanto en infraestructura como en metodología. Con esto en mente podremos concluir con una evaluación crítica de este movimiento y de las lecciones que los creyentes de nuestra generación podemos aprender y admirar, pero también de lo que debemos cuidarnos.


Escolástica: ¿Qué es y cuándo nace?

Escolástica es el nombre que se le dio al movimiento que aparece en la edad media y que tenía como meta armonizar la teología y la filosofía. Una definición de diccionario la describe de la siguiente manera: “Teología enseñada en las escuelas de la Edad Media entre los siglos 11 y 14. Teniendo como fundamento la filosofía aristotélica, procuraba mostrar la validez de las verdades cristianas mediante la lógica.”1 Por su parte el profesor Carballosa la describe como “La teología de la edad media” y un movimiento intelectual que tuvo sus raíces en el interés renovado por la filosofía de la edad antigua y el misticismo de principios del siglo XII.2 El punto es que la escolástica no nace en el seno de la iglesia, más bien, mirado desde un punto de vista histórico, se articula y como una consecuencia de Las Cruzadas, y el resurgimiento de la filosofía griega a través de las traducciones árabes y judías de Aristóteles; siendo esto último lo que desafió y presionó a los teólogos a considerar la doctrina desde un punto de vista filosófico antes que bíblico.3 Por esto es que se dice que la escolástica es el intento de reconciliar la filosofía y la teología.

El término escolástica viene de la palabra griega “scholé” que quiere comunicar la idea de “un lugar de enseñanza”, sin embargo, más allá de la etimología de la palabra a la escolástica se le identifica como un tiempo o un período, que ha tenido a lo menos cuatro aproximaciones o evaluaciones. Una peyorativa, pues en términos filosóficos se la define despectivamente, tal como como cualquier doctrina basada en ideas antiguas, autoritarias, cerradas a la época y que no da libertad al pensamiento, similar a lo que hoy se entiende como una ideología. Una segunda aproximación al término, le da una connotación simplemente histórica, entendida como el período en que se desarrollaron las escuelas medievales, escuelas monásticas y episcopales. La tercera aproximación a la escolástica es la que la identifica como el tiempo en el que se desarrolló un método de enseñanza basado en pensamiento crítico, una especie de metodología replicable a toda materia del saber que se estaba desarrollando en la época. Finalmente, una cuarta perspectiva es la filosófica cristiana y teológica, donde se entiende la escolástica como un período de la historia que buscaba reconciliar la fe y la razón, con un ancla en la fe; en esta perspectiva la premisa que se predicaba era “La filosofía es esclava de la fe” o como decía Anselmo de Canterbury “Yo creo para poder saber”4


Períodos de la escolástica

La escolástica se posiciona dentro de la la edad media, luego que la iglesia ya había llevado a cabo los concilios de Nicea (321), el concilio de Constantinopla (381), Concilio de Éfeso (431) y el concilio de Calcedonia (451), la caída del imperio romano (476) y en medio de las Cruzadas del siglo XI al XIII; esto nos da una idea del estado de maduración de la teología, pero también nos informa a cerca de los movimientos a nivel social que de alguna manera son parte de la fuente o insumos con los que se desarrolla el movimiento escolástico.

En general, se suele hablar o dividir la escolástica en tres períodos o momentos para describir tanto sus inicios, como su desarrollo y su finalmente declinación en la historia. Entre los siglos IX-XI ocurre lo que se denominó la Preescolástica; este período se caracterizó por ser el momento en que se produjo la recuperación de la cultura clásica y la influencia del pensamiento islámico; redescubrimiento a través de las traducciones de las obras de Aristóteles principalmente. Luego se dio paso a lo que se conoce como la Alta escolástica entre los siglos XII-XIII; el momento en que la escolástica alcanzó su punto más relevante y se produjeron importantes discusiones en cuanto a la teología, la filosofía y la ciencia. Entre los principales exponentes de este período se encuentran San Bernardo de Claraval, Pedro Abelardo, Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura y Juan Duns Escoto. Finalmente, para los siglos XIV-XV al movimiento escolástico se le asigna la etiqueta de Baja escolástica; para describir el momento en que la escolástica comenzó a perder fuerza y se produjo una mayor diversificación del pensamiento. Aun así, se produjeron importantes discusiones en campos como la lógica, la filosofía política y la teología mística. Algunos de los pensadores más destacados de este período son Guillermo de Ockham, Jean Buridan y Nicolás de Cusa. Donald Smeeton resume este período de la siguiente manera “Los escolásticos eran estudiosos medievales que usaban la filosofía en su estudio de la religión. Su objetivo era racionalizar la teología para poder armonizar la fe y la razón.”5


De Aristóteles a Tomás de Aquino en el desarrollo de la escolástica

Una de las evidencias más explícitas de que el período escolástico fue el mayor intento de unir o más bien armonizar la Filosofía con la Teología es precisamente el hecho de que los dos mayores influencias de este movimiento provienen de un filósofo y un teólogo; por supuesto que en medio de ellos hay otros tantos nombres destacados, pero hay amplia coincidencia en que la influencia de filosófica y teológica respectivamente vinieron de estos dos hombres.

Aristóteles y Tomás de Aquino están estrechamente relacionados con la escolástica y su relación es fundamental para comprender este período de la filosofía y la teología.

Aristóteles fue un filósofo griego de la edad antigua cuyas obras fueron redescubiertas y traducidas al latín en la Edad Media, lo que tuvo un gran impacto en el pensamiento escolástico. Sus ideas y métodos filosóficos, especialmente en los campos de la lógica, la metafísica y la ética, se integraron en la enseñanza y el desarrollo intelectual de la escolástica.

Por su parte Tomás de Aquino (c. 1225–1274), fue un teólogo y de la orden de los dominicos del siglo XIII y uno de los principales representantes de la escolástica. Tomás de Aquino tuvo un papel crucial en la incorporación del aristotelismo en la teología cristiana y en la síntesis entre la fe y la razón, él decía que toda la verdad, ya sea por razón o por fe, provenía de Dios. Lacueva sentencia respecto de Aquino “El teólogo más importante de la teología escolástica ha sido Tomás de Aquino”6

Aquino adaptó las ideas de Aristóteles a la teología cristiana y desarrolló un sistema filosófico-teológico conocido como el tomismo, que se convirtió en uno de los enfoques más influyentes de la escolástica. En su obra más destacada, la “Suma Teológica” (con la que afecto de manera significativa a la iglesia católica), Aquino utiliza la filosofía aristotélica para analizar y explicar la fe cristiana, estableciendo una conexión entre la revelación divina y la razón humana.

La relación entre Aristóteles y Tomás de Aquino en la escolástica es, por tanto, esencial. Aquino adoptó y adaptó las ideas filosóficas de Aristóteles, fusionándolas con la teología cristiana y dando lugar a un enfoque integrador y sistemático que caracterizó gran parte del pensamiento escolástico. La influencia de Aristóteles a través de Aquino fue tan significativa que se le atribuye a menudo la reconciliación del aristotelismo con la teología cristiana en la Edad Media. Sin embargo, la genialidad de pensamiento y erudición de estos hombres no fue garantía la eliminación de errores o nuevas herejías, puesto que incluso algunos de los postulados de la teología de Tomás dieron paso de errores y abusos en la iglesia Católica; observemos el siguiente comentario de Francisco Lacueva: “Aun después de él (Tomás de Aquino), han entrado muchos más errores, como p. ej. los dogmas marianos de la Inmaculada Concepción (1854) y de la Asunción corporal a los cielos (1950), así como la Infalibilidad Pontificia y la Supremacía absoluta del papa sobre todos y cada uno de los pastores y sobre todas y cada una de las ovejas (1870)”7

Dentro de la categoría de los escolásticos destacados también podemos mencionar a Anselmo de Canterbury (1033–1109). Llego a ser la cabeza de la iglesia católica en Inglaterra y fue un reformador que alentaba los sínodos de la iglesia, el celibato clerical, y la supresión del comercio de esclavos. Estuvo en desacuerdo con los reyes de Inglaterra y fue exiliado varias veces, por se le recuerda mejor como uno de los mayores teólogos escolásticos. Es uno de los que entendió a la fe como fundamento de su filosofía. Hizo famosa la frase: “Yo creo para poder saber”. Desarrolló dos argumentos para probar la existencia de Dios a través de la razón sola. Primero, él dijo que el hombre tiene muchos bienes con los cuales disfrutar de la vida. Estos bienes son reflejos de un Bien supremo y único. Para Anselmo ese Bien era Dios. Su segundo argumento fue que Dios debe existir en una realidad aparte de nuestra idea de Él. En resumen, el postulaba que, si el hombre puede imaginar a un Ser Supremo, entonces Dios debe existir. Otro elemento para destacar es el hecho de que el “punto de vista de Anselmo sobre la expiación introdujo la idea de los méritos y las recompensas a la iglesia católica, apoyando el sistema de penitencia. Su punto de vista también puso en duda la anterior creencia común de que Cristo pagó un rescate a Satanás.”8

Otro destacado en este período fue Pedro Abelardo (1079–1142) Su agudeza mental y su excelente habilidad en el discurso lo llevaron a ser un gran crítico, incluyendo sus maestros. Opuesto al entendimiento de Anselmo, Abelardo “apeló a la razón como la mayor autoridad. Él dijo: “Yo sé para poder creer.” Para él, la realidad existía aquí y ahora, antes que arriba y más allá de esta vida. También existía en la mente del hombre y en la mente de Dios. Él encabezó una revuelta contra la tradición, llamando a cada hombre a usar su razón.”9 Abelardo también escribió una obra donde plasmo sus puntos de vista sobre las cuestiones que se discutían en ese momento, su libro se llamó “Sí y no” y en él, valiéndose del método escolástico de la dialéctica (que básicamente es un método de razonamiento crítico en base a preguntas) se contrapuso abiertamente a declaraciones de la Escritura y de los padres de la iglesia como un ejercicio para que sus alumnos dieran solución a través de la razón. Abelardo también discutiendo a cerca de la expiación planteo una postura distinta a la de Anselmo, sugiriendo que la muerte de Cristo no fue para satisfacer a Dios, sino para impresionar al hombre con el inmenso amor de Dios; siendo este acto de suma entrega amorosa lo que debía motivar a los hombres a entregarse a Dios en retribución por ese amor.

Una última mención en esta escueta selección de los principales escolásticos es para Pedro Lombardo, básicamente por ser reconocido como el padre de la teología sistemática. Fue sin duda uno de los más significativos e influyentes en la primera mitad del período escolástico. El escribió una obra llamada “Cuatro libros de sentencias”, que fue el texto más usado hasta que apareció la Suma Teológica de Tomas de Aquino. El profesor Evis Carballosa describiendo el aporte de Lombardo a la Cristología en ese período comenta:

“En el área de la cristología, Lombardo siguió de cerca las fórmulas adoptadas por los distintos concilios. Se refiere al hecho de que la segunda Persona de la Trinidad asumió una naturaleza humana impersonal. El Logos tomó para sí la carne y el alma, pero no la persona de un hombre. Pedro Lombardo, sin embargo, confrontaba problemas con respecto a la humanidad de Cristo. En la encarnación, según Lombardo, «el Logos tomó la naturaleza humana sólo como una vestidura para hacerse visible ante los ojos de los hombres».”10

En resumen, lo que notamos de todos los eruditos escolásticos es que su ancla está en la academia, haciendo reflexiones teológicas, elaborando postulados que en algunos casos diferían significativamente, dependiendo de la filosofía con la que estuvieran tratando el tema, pero no los vemos ligados a la iglesia y a las congregaciones sino a las disputas y debates.


¿Cuáles fueron los principales debates o temas de controversia entre los escolásticos?

Durante la escolástica, hubo varias controversias y debates importantes sobre temas teológicos y filosóficos. A continuación, enumeraremos algunas de las controversias más destacadas:

  • La disputa sobre la relación entre la fe y la razón: donde algunos filósofos y teólogos creían que la razón y la fe eran compatibles, mientras que otros pensaban que eran incompatibles. Esta controversia culminó con la condena de algunos escritos de Aristóteles por parte de la Iglesia Católica.
  • La disputa sobre la naturaleza de la realidad: En la escolástica, hubo un debate sobre la naturaleza de la realidad y la relación entre el mundo material y el mundo espiritual. Algunos creían que solo el mundo espiritual era real, mientras que otros afirmaban que el mundo material también era real.
  • La disputa sobre la naturaleza de Dios: sobre este asunto, hubo mucha tinta y horas de pensamiento en torno a la idea de la naturaleza de Dios, especialmente en relación con la filosofía de Aristóteles. Algunos creían que Dios era una sustancia, mientras que otros pensaban que Dios era una relación.
  • La disputa sobre la gracia: en este caso el tema giraba sobre la naturaleza de la gracia y la relación entre la gracia y el libre albedrío humano. Para algunos la gracia era necesaria para la salvación, mientras que otros pensaban que el libre albedrío humano era suficiente.
  • La disputa sobre los sacramentos: trataba sobre la naturaleza de los sacramentos y su relación con la gracia divina. Las posiciones en este debate tenían que ver son que, si los sacramentos eran necesarios para la salvación, o si solo la fe era necesaria.
  • La disputa sobre la interpretación de la Biblia: La discusión aquí era sobre la interpretación de la Biblia y el papel de la razón en la exégesis bíblica. Algunos eruditos de la época creían que la Biblia debía ser interpretada literalmente, mientras que otros pensaban que era necesario usar la razón para entender su verdadero significado.

Estas controversias reflejan los diferentes puntos de vista y opiniones que surgieron durante la escolástica. A través de estos debates, los escolásticos intentaron encontrar una comprensión más profunda de la fe cristiana y una mejor explicación de los dogmas y creencias de la Iglesia Católica.


Los aportes de la escolástica

Los escolásticos mayoritariamente estudiaron la Biblia, los credos de la iglesia, y los escritos de los padres de la iglesia. El punto de partida de sus razonamientos era la pregunta clave “¿Es la fe razonable?” siendo una de sus más significativas contribuciones su método de estudio derivado de los filósofos griegos, esto es el método dialéctico. “Dialéctico” tiene la misma raíz griega que dialogue, significando “conversar”. Por tanto, a través del argumento o la consideración del contrario, uno puede resolver un conflicto y consecuentemente descubrir o clarificar la verdad. El método escolástico se basaba en la formulación de preguntas y respuestas y se considera un método crítico de estudio y reflexión crítica. Este método se puede ver claramente desarrollado en los escritos más influyentes de esa época, como por ejemplo “La suma Teológica” de Aquino, donde desarrolla sus postulados básicamente siguiendo un patrón como el que se describe a continuación.

  • Tesis
  • Objeciones
  • Argumento autoritativo
  • Lo que dicen las Escrituras
  • Respuesta y conclusión

Otro aporte de este tiempo tiene que ver con el desarrollo o el establecimiento masivo de los centros de estudios y universidades tomando como base este método de estudio para las áreas relacionadas con la teología, pero también para los inicios de los estudios en ciencia, artes y humanidades.

En términos teológicos, la escolástica fue importante para la iglesia porque ayudó a desarrollar una teología más sistemática y coherente. Los teólogos escolásticos se centraron en la naturaleza de Dios, la creación, la salvación y los sacramentos, y buscaron explicar estos temas de una manera lógica y coherente, lo que no quiere decir, en ningún caso, que haya sido precisa y totalmente fiel a las Escrituras. Simplemente este es un aporte más a la forma que al fondo.

Otro aporte que se puede mencionar es en relación con las implicaciones para la teología católica romana. Por ejemplo, los escolásticos desarrollaron la doctrina de la transubstanciación, que es la creencia de que el pan y el vino se convierten literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la Eucaristía. También desarrollaron una teología de la gracia, que es la idea de que la salvación se obtiene por la gracia de Dios y no por las obras humanas. Insisto, estamos enumerando los aportes sin que necesariamente sean en favor del cristianismo y de la evangelización, pues en general, la escolástica fue importante para la iglesia porque ayudó a definir y clarificar la doctrina cristiana acomodada a ellos, lo que permitió a la iglesia enseñarla de manera más efectiva. Sin embargo, algunos críticos argumentan que la escolástica también puede haber limitado la libertad intelectual en la iglesia, ya que los teólogos estaban obligados a seguir un conjunto de reglas y métodos específicos en su trabajo.


¿Qué relevancia tiene entonces la escolástica?

El estudio de la escolástica sigue siendo relevante para la fe cristiana actual por varias razones:

  • Tradición teológica: La escolástica forma parte de la tradición teológica y filosófica de la Iglesia Católica y ha influido en gran medida en el desarrollo de la teología cristiana. Estudiarla nos permite comprender mejor las raíces intelectuales de la fe y apreciar la evolución del pensamiento teológico a lo largo de la historia.
  • Coherencia y sistematización: En segundo lugar, por ser un período donde se buscó la coherencia y sistematización: La escolástica se caracterizó por su enfoque en la coherencia y la sistematización del pensamiento teológico. Los escolásticos buscaron establecer una estructura lógica y ordenada para comprender y explicar las verdades de la fe. Este enfoque riguroso puede ayudarnos a abordar y resolver preguntas y desafíos teológicos contemporáneos.
  • Integración de la razón y la fe: Otro asunto de relevancia es el intento de integración de la razón y la fe: La escolástica intentó reconciliar la filosofía y la razón con la teología cristiana. Este enfoque nos invita a un diálogo entre la fe y la razón, reconociendo que ambas pueden enriquecerse mutuamente. Estudiar la escolástica nos anima a utilizar la razón y el pensamiento crítico para profundizar nuestra comprensión de la fe.
  • Patrimonio intelectual: También debemos reconocer que en la providencia de Dios este período aporta un patrimonio intelectual: Los escritos y las ideas de los escolásticos son parte del patrimonio intelectual de la Iglesia y contienen valiosas reflexiones teológicas. Explorar sus obras nos permite acceder a una riqueza de conocimiento y sabiduría que puede enriquecer nuestra fe y nuestra vida espiritual. Muchos de los problemas y desafíos que enfrentamos en la fe cristiana hoy en día tienen raíces que se remontan a los debates y controversias de la escolástica. Estudiarla nos proporciona herramientas y enfoques para abordar cuestiones teológicas y filosóficas contemporáneas, ayudándonos a responder a los desafíos actuales de manera informada y reflexiva.

En resumen, el estudio de la escolástica es importante para la fe cristiana actual porque nos conecta con nuestra tradición teológica, promueve la coherencia y sistematización del pensamiento teológico, integra la razón y la fe, nos proporciona un rico patrimonio intelectual y nos equipa para enfrentar los desafíos contemporáneos desde una base sólida. Este fue el tiempo en que la teología y la filosofía estuvieron más cerca y con la mayor la atención de todos los tiempos por teólogos y pensadores. Una época que sentó las bases del esquema del pensamiento moderno en forma, solo sirviéndose de los avances filosóficos y teológicos de la edad que le precedió. Una época de agudos pensadores, del origen de las casas universidades, el intelectualismo teológico y el inicio de la sistematización de las doctrinas de las Escrituras. Un período de la historia desde las palabras del apóstol Pablo a los Tesalonicenses cobran un sentido especial para toda la iglesia “Examinadlo todo; retened lo bueno. (1 Tes. 5:21)”.


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