Angelología Ensayos Teología

¿Cómo sabemos si alguien es poseído y cómo debemos actuar en respuesta a dicha situación?

¿Te has preguntado alguna vez si los demonios pueden poseer a una persona y cómo debemos responder ante tal situación? La Biblia tiene respuestas claras y poderosas sobre este tema que desafían muchas creencias populares.

Los demonios son seres espirituales con capacidades claramente superiores a las de los humanos. Esto es evidente por su capacidad de tentar y engañar a las personas, pero también por producir enfermedades como: «mudez (Mr. 9:17), sordomudez (Mr. 9:25), ceguera y sordera (Mt. 12:22), convulsiones (Mr. 1:26; 9:20; Lc. 9:39), parálisis o cojera (Hch. 8:7)» y todas estas son formas de posesión demoníaca que en las Escrituras son identificadas con expresiones como «tener espíritu inmundo, estar endemoniado». Así que podemos afirmar que la posesión demoníaca existe, pero será necesario afirmar junto con Millard que todas estas formas de ataque demoníaco, sea tentación, engaño o posesión, siempre persiguen el mismo objetivo: «se oponen a la progresión espiritual del pueblo de Dios (Ef. 6:12)»^3^4^5.

Manifestaciones de la posesión demoníaca

Ahora bien, ¿cómo sabemos si alguien está poseído por algún demonio? En las Escrituras hay una serie de referencias que muestran la manera en que la posesión demoníaca se manifiesta. Ryrie identifica que la expresión «’ser poseído por un demonio’ o ‘ser endemoniado’ ocurre trece veces en el Nuevo Testamento»^6 y si se pudieran enumerar categorías, estas irían desde leves, severas y hasta extravagantes^7. Dentro de las formas de manifestación podemos identificar problemas físicos (Mt. 9:32; Lc. 9:39), personas que se infringen daño (Mr. 5:5; Lc. 9:42), fuerza más allá de las capacidades de los hombres (Mr. 5:3-4) e incluso poderes místicos (Hch. 16:16-18). Todas estas son formas de posesión demoníaca, pero es necesario decir también que no toda enfermedad debe ser atribuida a la posesión de demonios, que las Escrituras no nos dan razón para creer que esta actividad haya cesado^8 y que nos mandan a ir en búsqueda de la posesión demoníaca en las personas.

Respuesta bíblica a la posesión demoníaca

Ahora bien, ¿cómo debemos actuar en respuesta a dicha situación? En simples palabras: estando firmes en la fe y en obediencia a las Escrituras, pero la misma Biblia siempre lo explica mejor: «Sometéos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.» (Stg. 4:7). Efesios 6:12 muestran con claridad que la lucha contra huestes espirituales es real, pero en los versículos que siguen Pablo instruye en la manera que los creyentes deben responder a esta lucha y no es con la práctica del exorcismo, sino tomando «toda la armadura de Dios» para «resistir». Pero ¿qué hacemos si nos enfrentamos a una persona que está poseída por demonios? Creo que la respuesta precisa es: no intentar dialogar con el demonio (son más fuertes e inteligentes que nosotros), no intentar sacarlo de la persona pues no le conviene (Mt. 12:43-45), pedir ayuda al Espíritu Santo, dirigirnos a la persona y predicarle el evangelio. ¿La razón? Solo si la persona cree al Evangelio hay posibilidad de que sea salvo, regenerado, sellado y habitado por el Espíritu Santo; y si eso sucede, de manera natural los demonios saldrán. No por nuestro poder, ni por nuestra habilidad, sino por el poder de la persona del Espíritu Santo.

Bibliografía

  • Erickson, Millard. Teología sistemática, Segunda Edición, Colección Teológica Contemporánea (Barcelona: Clie, 2008).
  • Ryrie, Charles. Teología básica (Miami: Unilit, 2003).
  • Hodge, Charles. Teología sistemática (Barcelona, España: Clie, 2010).
  • MacArthur, John y Mayhue, Richard. Teología Sistemática: Un estudio profundo de la doctrina bíblica (Grand Rapids, MI: Portavoz, 2018).

Notas al pie de página

  1. Esta es una lista de referencias tomada de Millard Erickson, Teología sistemática, Segunda Edición., Colección Teológica Contemporánea (Barcelona: Clie, 2008), 469.
  2. Ibid., 469.
  3. Aunque Ryrie hace un contrapunto diciendo «si el Espíritu y la carne, lo nuevo y lo viejo, pueden estar presentes dentro del creyente al mismo tiempo, ¿por qué no el Espíritu y Satanás (o demonios)?» Charles Ryrie, Teología básica (Miami: Unilit, 2003), 188.
  4. Charles Ryrie, Teología básica, 187.
  5. Postura del Dr. Josías Grauman y una nota en la Millard Erickson, Teología sistemática, 470.
  6. Ibid.

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo