Reseña crítica de “Discursos a mis estudiantes” de Charles Spurgeon
¿Cómo pueden los predicadores modernos revitalizar sus púlpitos y renovar su pasión por la predicación? En “Discursos a mis estudiantes”, Charles Spurgeon ofrece una serie de charlas que, aunque dirigidas a sus estudiantes en el siglo XIX, siguen siendo altamente relevantes y desafiantes para los predicadores contemporáneos.
Reseña:
Spurgeon, Charles. Discursos a mis estudiantes. Ciudad Real: Peregrino, 2013. 352 pp. $12.99. ISBN: 9788415951094. Evaluado por Ricardo Cerda.
Charles Spurgeon, conocido como “el príncipe de los predicadores”, fue un pastor bautista que dedicó su vida al ministerio de la predicación y la enseñanza bíblica. Autor de libros, sermones, poesía e himnos, y reconocido como un virtuoso orador, predicó a audiencias cercanas a las diez mil personas en cuatro servicios diarios en la iglesia Tabernáculo Metropolitano de Londres.
Análisis del Libro:
Este libro es un clásico infaltable en la biblioteca de pastores y predicadores. Pertinente, incisivo y desafiante, los discursos de Spurgeon a sus estudiantes siguen siendo una herramienta afilada para remover la impavidez de los púlpitos postmodernos. La editorial Peregrino ha hecho una contribución de gran importancia al mantener en circulación esta selección de charlas. Se debe considerar que la edición publicada por esta editorial corresponde a la primera de las tres series de charlas que se publicaron originalmente.
El libro está dividido en 13 charlas, todas relacionadas con el ministerio de la predicación. Estas charlas pueden dividirse en dos partes: la primera, relacionada con consejos al predicador (caps. 1 al 4 y 11); y la segunda, con consejos para llevar a cabo la tarea de predicar (caps. 5 al 13). Las charlas no son una secuencia de pensamientos dependientes una de la otra, lo que permite leer cada charla como un tema independiente. Esto coincide con el propósito original del autor de exhortar a los predicadores aleatoriamente en áreas no meramente académicas (p. 18).
Cada charla del pastor Spurgeon busca encender a los predicadores que tienen un llamado al ministerio y, a la vez, desilusionar tempranamente a los autoengañados. Los discursos son coloquiales, con un alto acento en los ejemplos y experiencias personales, intencionalmente poco académicos y altamente autorreferentes, pero no por eso poco profundos y cargados de sabiduría experiencial. Cada uno de los temas afecta directamente la vida y el ministerio de un predicador, motivando un saludable autoexamen.
Los temas de cada charla son altamente específicos, mostrando que el estándar de Spurgeon por la predicación era alto, genuino y minucioso. En general, los consejos y las ideas de cada charla son teológicamente sanas. Sin embargo, el nivel de minuciosidad en los temas permite ver que asuntos como el tamaño del pecho (p. 69) o el énfasis en la predicación solo con sentido evangelístico (p. 130) podrían considerarse excesivos y sin asidero en las Escrituras.
Uno de los capítulos más controvertidos es el que trata sobre la elección de los pasajes (cap. 6). En esta sección, Spurgeon plantea que la selección del pasaje debe estar guiada por la sensibilidad del predicador y el Espíritu Santo, al punto de afirmar: “¿Cómo saber cuál es el pasaje apropiado? Lo sabemos por sus gestos amistosos: cuando un versículo le da a tu mente un cordial apretón de manos del que no puedes librarte, no necesitas más indicación de que se trata del tema que estabas esperando” (p. 145). El autor critica la predicación consecutiva, aunque reconoce la necesidad de cuidar de no ser repetitivos y de tratar todas las doctrinas que la Biblia enseña (p. 151). Esta sección debe ser ponderada a la luz de 2 Timoteo 3:16, Mateo 28:16-20 y Colosenses 1:28.
Conclusión:
A pesar de aquellas cuestiones relativas a las opiniones del autor, este material permite un ejercicio de autoexamen para quienes se inician en la predicación y avivamiento para quienes han perdido la pasión con el paso del tiempo. Cada predicador debería tener un ejemplar de estas charlas en su biblioteca. “Discursos a mis estudiantes” no solo informa, sino que también inspira, desafía y revitaliza, haciendo de esta obra un recurso esencial para todos aquellos comprometidos con la predicación del Evangelio.