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Reseña crítica de “El Evangelio según Jesucristo” de John MacArthur

¿Es posible que los creyentes profesen fe en Jesucristo sin someterse a su señorío? En “El Evangelio según Jesucristo”, John MacArthur confronta esta inconsistencia en la vida de muchos cristianos, ofreciendo una visión clara y bíblica sobre lo que significa seguir a Cristo, creer en Él y obedecer sus enseñanzas.

Reseña:

MacArthur, John. El Evangelio según Jesucristo. Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1991. 253 pp. $12.00. ISBN: 978-0-311-09138-6. Evaluado por Ricardo Cerda.

John MacArthur, con más de 50 años predicando el Evangelio, es conocido por su programa de radio “Grace to You”, sus conferencias y numerosos libros escritos. Desde 1969, es pastor y maestro de la Iglesia Grace Community Church en Sun Valley, California. Actualmente, también es rector de The Master’s University en Newhall, California, y de The Master’s Seminary en Los Ángeles, California.

Análisis del Libro:

Este libro es una obra clara y directa acerca del señorío de Cristo, el significado de la fe y la obediencia a las Escrituras. En esta obra, MacArthur confronta la inconsistencia de los creyentes que profesan su fe sin someterse al señorío de Cristo. Es una fuerte exhortación al mundo evangélico, a la teología carismática y al movimiento que intenta modernizar la iglesia y la evangelización. También es una exposición concisa de la enseñanza bíblica sobre el Evangelio y la fe según Jesucristo.

El propósito de este libro es eminentemente una exhortación en la que se expone el error y se tiende un puente para enmendarlo. MacArthur escribe a los creyentes que niegan el señorío de Cristo por la falsa idea de que esta doctrina fomenta las obras como medio de salvación. A lo largo de estas 253 páginas, el autor establece la tesis de que la iglesia moderna debe reflexionar sobre lo que significa seguir a Cristo, recuperar la definición bíblica de fe y devolver la obediencia al señorío de Cristo al lugar que le corresponde en la vida diaria de cada creyente, sin separarla de su amor por Dios (p. 17).

MacArthur dedica una sección a mostrar la realidad de la debilidad de la fe en la iglesia y la abundante profesión de fe ausente de cambios de actitud. Este problema lo atribuye a la falta de sumisión al señorío de Cristo (p. 28). El resto del libro se enfoca en desempaquetar los pasajes en donde Jesucristo mismo enfrentó a inconversos, mostrando que el señorío de Jesucristo implica que el evangelio es más que la aceptación de información acerca de Él. La fe que salva está compuesta de creer en Jesucristo y el ejercicio cotidiano y progresivo de la obediencia a sus palabras, lo que debe resultar en evidencias de cambio de vida.

MacArthur no pretende conciliar o generalizar respecto a lo que él entiende como un error altamente peligroso para la iglesia. Aunque critica de frente a grandes referentes de la teología, el libro no debe leerse como una discusión entre teólogos, sino como un intento de probar las posturas desde las Escrituras para ver cuál de ellas se conforma más a la enseñanza de Cristo. En palabras del autor: “lo que se necesita es un reexamen completo del evangelio” (p. 19). Este libro trata con verdades teológicas que probablemente no son del interés de la mayoría de los creyentes, pero sus implicaciones abarcan desde la evangelización hasta la posibilidad de que Cristo, en su segunda venida, rechace a muchas personas que vivieron engañadas en las iglesias con la falsa idea de que el evangelio no demandaba cambios y aceptaba a todos sin reproche. En lo teológico, el libro trata del señorío de Cristo, pero en lo práctico, trata con la obediencia del creyente a la palabra de Dios.

Este libro no busca acuerdos o consensos, sino mover a los lectores a identificarse con el error o con la verdad, con lo falso o con lo verdadero, con los que aman al Dios de la Biblia y con los que usan la Biblia de manera autocomplaciente, con los que le adoran “en espíritu y en verdad” (Jn. 4:24) o simplemente son atraídos, pero al momento de ser exigidos, se alejan sin salvación (Mt. 19:16-26). La estructura del libro, la precisión y la claridad de los argumentos hacen de esta obra una herramienta efectiva y convincente. MacArthur primero establece su tesis (p. 28), y luego, en tres secciones, recorre las enseñanzas y encuentros de Jesús con pecadores para mostrar la evangelización y las ideas que Cristo reforzó, las cuestiones que no transó y el propósito que tuvo al predicar las buenas nuevas de salvación. De esta manera, veremos a Jesús proclamando el evangelio (p. 35), ilustrando el evangelio (p. 115) y definiendo el evangelio (p. 157).

Un valor destacado de esta obra es la manera ilustrativa en que MacArthur hace un recorrido histórico de las enseñanzas que propiciaron la aceptación de la idea de que las Escrituras avalan la existencia de cristianos carnales y espirituales (p. 25-26). Luego, con gran maestría, recorre los encuentros de Jesús con personas y situaciones para ir construyendo una teología completa acerca de la salvación, mostrando que la obediencia al señorío de Cristo no puede separarse de la mera aceptación de las verdades históricas acerca de Jesús. La idea instalada de que los cristianos contemporáneos están condicionados a nunca dudar de la salvación de nadie, y que si alguien dice haber aceptado a Cristo, nadie cuestiona su testimonio, a pesar de que su vida no sea consecuente con la palabra de Dios, es un error que debe ser corregido. La única alternativa es volver a un redescubrimiento bíblico del señorío de Cristo.

Conclusión:

“El Evangelio según Jesucristo” es un libro relevante porque aclara el origen, la tensión y el error de predicar un evangelio sin obediencia. Empuja al lector a ser intelectualmente honesto a través de ejemplos de Jesús, no solo de posturas y etiquetas teológicas. En suma, es un libro totalmente desafiante, vigente más que nunca y merece ser leído por nuestra generación, a la luz de nuestro llamado en cada iglesia local.

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