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Una defensa del pretribulacionismo

La doctrina del pretribulacionismo no es solo una cuestión de debate académico, sino una fuente de esperanza y consuelo para los creyentes. En este ensayo, exploraremos por qué la enseñanza de que la iglesia será arrebatada antes de la tribulación no solo se sostiene bíblicamente, sino que también infunde gozo y confianza en el plan redentor de Dios.

El pretribulacionismo es una postura acerca de la doctrina del arrebatamiento que enseña que la iglesia no pasará por la tribulación dentro de un esquema escatológico premilenialista de la segunda venida de Cristo. Así que, es un asunto importante y de largo debate, pero la importancia de esta doctrina no es la satisfacción intelectual o comprender algo más de los acontecimientos futuros, o tener argumentos para adherir a algún modelo o esquema escatológico que podamos luego defender frente a otros. La Escritura fue preservada para informar nuestra mente, instruir nuestro corazón y mover nuestra conducta hacia la piedad; y en el caso de la escatología para infundir esperanza a los creyentes, a la espera del Salvador. Garrett enfatiza esta idea al afirmar que “la venida de Cristo ha fungido como esperanza tanto para cristianos individuales como para la iglesia.”1 Y la revelación de Juan nos alienta aún más, al describir a los creyentes que se acercan a esta doctrina como bienaventurados (Ap. 1:3).

Pero, ¿por qué es necesario hacer una defensa del pretribulacionismo? Primero porque el regreso de Cristo, la tribulación, la resurrección de los muertos, las bodas del cordero, el juicio final, el reino milenial y el estado eterno, son todos temas que se entrelazan y se tocan (antes o después según sea la postura) con las preguntas respecto al arrebatamiento y es saludable que los creyentes puedan armonizar todos estos temas. En segundo lugar, los temas relacionados con el fin de los tiempos generan todo tipo de emociones que no necesariamente guían al creyente a tener esperanza y más bien, los vemos caminar entre la abstinencia, el entusiasmo y el temor ante la idea del arrebatamiento. Y, en tercer lugar, porque el pretribulacionismo fortalece el ejercicio de una hermenéutica bíblica (histórico-gramatical) a fin de dar estabilidad y consistencia a la interpretación de todo el libro de Dios.

Por lo anterior, este ensayo no persigue la meta de hacer una comparación detallada de cada postura acerca del momento en que sucederá el arrebatamiento, más bien, esto será una defensa del pretribulacionismo, es decir, afirmaremos que la iglesia será arrebatada antes de la tribulación, pero al ver esta defensa, ubicaremos de manera coherente el arrebatamiento en un programa escatológico premilenialista, interpretaremos los versículos que hablan del tema según su sentido natural en línea con la hermenéutica que la misma Biblia usa, y todo esto con el propósito de producir esperanza y seguridad en los creyentes. En definitiva, no ofreceré ideas nuevas o revolucionarias, pero en cambio, al final de este ensayo el lector tendrá un panorama preciso, claro y consistente del arrebatamiento y la manera en que esta doctrina sirve a nuestro gozo, esperanza y santificación.

Una postura coherente y esperanzadora

Si es posible conseguir los tres objetivos anteriores, se verá con claridad que el pretribulacionismo es más coherente que otras posturas acerca de un arrebatamiento, que lo ubican en medio de la tribulación (mesotribulacionismo) o al final de la tribulación (postribulacionismo), y que esa coherencia no fuerza la interpretación de la Biblia, por lo que los creyentes pueden ir desde Génesis a Apocalipsis encontrando armonía y consistencia en el plan eterno de la redención; por cierto, evitando el dogmatismo y manteniendo los lazos de hermandad con todo hermano que abrace una postura diferente.

El pretribulacionismo en el panorama escatológico

El arrebatamiento es un evento que no se discute como un hito en el escenario escatológico, sea cual sea el esquema desde el que se esté mirando. Con lo cual, tenemos un punto avanzado, pues no necesitamos defender que es un evento que de seguro sucederá, o que será repentino, o que será un evento en el que los creyentes seremos transformados en cuerpos glorificados. Pero siendo parte de una serie de otros eventos que componen el escenario escatológico, sí tenemos que decir más cosas y ponernos de acuerdo en otros asuntos como: el momento en el que sucederá y el alcance que tendrá. Y un desafío mayor es hacerlo de manera que la interpretación, o la respuesta que demos a estas interrogantes, no rompa otras doctrinas o le agregue complejidades interpretativas a la explicación de otros pasajes que enseñan los asuntos escatológicos en el Nuevo Testamento en los que hay discusión y donde se producen los espacios para tomar posturas alternativas a la de un rapto pretribulacional. Así que, el primer argumento que presentaremos es que el rapto que encaja de manera coherente en el programa escatológico es un rapto que precede al período de la tribulación y no es un evento parcial sino total, esto es, todos los creyentes serán arrebatados.

El rapto es un evento que precede al período de la tribulación

El rapto es un evento que precede al período de la tribulación y necesariamente hay que agregar la precisión de que, al decir antes del período de la tribulación, nos referimos a que será antes del inicio de la semana setenta de la profecía de Daniel 9:24-27, esto porque quienes sostienen la postura mesotribulacional dicen que el Rapto es pretribulacional, porque entienden que la tribulación se refiere solamente a los últimos tres años y medio del período de siete años2.

Un pasaje de las Escrituras que nos ayuda a respaldar lo antes dicho es Apocalipsis 3:10: «Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.» A la luz de este versículo al menos podemos observar dos cosas. Lo primero es que la prueba que ha de venir afectará a todo el mundo, y en segundo lugar es que los que hayan guardado la palabra serán guardados de la hora (el espacio de tiempo en que esto suceda) de la prueba. Grudem apunta que la razón por la que es pertinente que la iglesia sea quitada de la tierra antes de que llegue la hora de la prueba es que «todo el período de la tribulación será un tiempo en que se derramará la ira de Dios sobre la tierra. Por lo tanto, no sería apropiado que los cristianos estén sobre la tierra en ese tiempo.»3 Por su parte, MacArthur lo explica de la siguiente manera:

Cristo hace aquí la descripción de un acontecimiento futuro que por un tiempo breve someterá a prueba al mundo entero. Debe referirse al tiempo de la tribulación, el período de siete años antes de que el reino terrenal de Cristo sea consumado, y que se caracteriza por la descarga de la ira divina en juicios expresados como sellos, trompetas y copas4.

Pero quienes no adhieren a esta explicación argumentan que el texto podría referirse a que los que los que serán guardados lo serán de un modo en que, pasando por la prueba, no será dañado, como quien camina sobre las brasas sin quemarse, o como quien juega un partido de tenis sabiendo que no perderá. Esta idea solo es posible si se le quita peso a la expresión «la hora de la prueba», pero el entendimiento natural al leer «te guardaré de la hora de la prueba» no da espacio para que alguien pueda suponer que significa que seremos librados de situaciones, sino, de un tiempo.

En consecuencia, Apocalipsis 3:10 nos da la posibilidad de establecer, sin hacer contorsionismo exegético, habrá un tiempo de prueba para todo el mundo, que será un tiempo o un espacio temporal, y que de ese espacio temporal de tiempo en que todos los habitantes de la tierra serán probados no alcanzará a la iglesia, porque cuando esa hora llegue, la iglesia será quitada de la tierra.

Otro pasaje que nos ayuda a la comprensión de que el arrebatamiento es un evento que precede a la gran tribulación que viene sobre el mundo es 1 Tesalonicenses 5:9: «Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo». En este pasaje Pablo está afirmando a la iglesia de Tesalónica que la iglesia no sufrirá la ira de Dios sobre que vendrá sobre la tierra, sino que será, no como quien tiene un paraguas para cuando llueva, sino como quienes no están en la ciudad cuando comienza la lluvia. Millard lo explica de esta manera: «Todo esto significa que la iglesia estará ausente durante la tribulación. En esto consiste el arrebatamiento, en liberar a la iglesia de la tribulación. Podemos esperar la liberación porque Pablo prometió a los tesalonicenses que no experimentarían la ira que Dios dejaría caer sobre los no creyentes.»5

Pero quienes plantean críticas sobre la posición pretribulacionista observan que esta interpretación estaría en conflicto irremediable con lo que más tarde Pablo mismo escribiría a la iglesia en Tesalónica al inicio de su segunda carta, cuando dice en 2 Tesalonicenses 1:6-8:

6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, 7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

El cuestionamiento es: ¿Cómo puede Pablo estar hablando de ser liberados en 1 Tes. 5:9 y luego en 1 Tes. 1:7 afirmar que los creyentes son atribulados y que esperan reposo cuando se manifieste el Señor? Esto no podría ser una enseñanza de liberación de la tribulación, afirman. Pero el problema con este intento de equilibrar estos dos pasajes es que se tratan como si Pablo estuviera tratando en 1 Tes. 5 el mismo tema que está tratando en 2 Tes. 1 y eso es un error. Más bien debe entenderse como quien está declarando liberación de la ira y el tiempo de tribulación en 1 Tes. 5, pero en 2 Tes. 1, Pablo animando a la iglesia con la idea de que ellos serán vindicados, es decir, que Dios hará justicia o ajusticiará a quienes no obedecieron al evangelio de Cristo. Y es que la interpretación de 2 Tes. 1:1-9 no puede verse como una explicación de la liberación de los creyentes de la tribulación, porque el énfasis de esta es el juicio.

El arrebatamiento es un evento total y no parcial

Ya hemos afirmado el tiempo del arrebatamiento y lo hemos ubicado antes de la tribulación de la semana setenta de Daniel 9, como un evento de liberación de ese período de tiempo, y ahora debemos afirmar que es un evento que alcanza a todos los creyentes vivos y muertos del momento de la manifestación de este hecho. Nuevamente, el apoyo viene de las Escrituras y uno de los pasajes que enfatizan este aspecto del arrebatamiento es 1 Corintios 15:51-52:

51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

Pablo afirma que «todos seremos transformados» y nuevamente una lectura natural del texto basta para comprender que no hay espacio para decir que los que serán transformados solo serán aquellos que hayan soportado el período de tribulación, como lo postula el postribulacionismo, porque en el caso de que esto fuera como lo plantean, sucedería que el arrebatamiento se debe entender como un premio y esto no es lo que enseña el texto.

Por otra parte, cuando los detractores de la posición pretribulacionista se refieren a este texto, lo hacen para decir que el pretribulacionismo no puede sostener un arrebatamiento oculto porque esto no coincidiría con la expresión «a la final trompeta; porque se tocará la trompeta», pues si ha de haber trompeta el arrebatamiento podría ser en un abrir y cerrar de ojos, podrían aceptar que Cristo no tocará la tierra al recibir a los santos en el cielo, pero de ninguna manera se puede decir que será un evento silencioso y oculto. Pero el pretribulacionismo no está defendiendo el hecho de que sea oculto, sino, el hecho de que será solo para la iglesia, es decir, aunque la trompeta suene, solo los elegidos atenderán a este llamado. Grudem agrega a la discusión acerca de este pasaje lo siguiente: «Si de veras es “el último toque de trompeta” (1 Co 15:52), entonces es difícil ver cómo otro poderoso toque de trompeta (Mt 24:31) podría seguirlo siete años después.»6

Ahora que hemos asentado la verdad del tiempo y del alcance del arrebatamiento podemos concluir mostrando que esta perspectiva pretribulacional explica de manera más natural el esquema de escatológico general y a la vez, infunde esperanza y gozo a los creyentes. Por ejemplo, al establecer el alcance del arrebatamiento a todos los creyentes vivos y muertos ya no tenemos que luchar con la idea de tener que luchar en medio de tribulaciones para lograr ser transformados en un abrir y cerrar de ojos. Esto quiere decir que los eventos de juicio y ahora no pueden ser usados para manipular la obediencia de los creyentes o para condicionar su entrada en el Reino, más bien la obediencia debiera ser una respuesta amorosa y arraigada en la esperanza de la vindicación de los salvos, como lo enseñó Pablo a los Tesalonicenses (2 Tes. 1).

Por otra parte, esta perspectiva nos ayuda a reconocer el flujo de Apocalipsis como la narración de los eventos finales y no como una repetición espiritualizada de un mismo evento desde distintos puntos de vista. Al afirmar que la iglesia no estará en los 7 años que dura la tribulación nos permite armonizar el hecho de que en los capítulos 1 al 3 de Apocalipsis haya un énfasis en la iglesia, que luego en los capítulos 4 al 19 la iglesia no se mencione ya no es un problema, pues Juan está describiendo los detalles de la tribulación y luego la aparición de la iglesia en los capítulos 20 al 22 nos muestran a la iglesia que viene junto con Jesús para consumar el reino milenial en la tierra, el juicio a las naciones y la entrada en la eternidad.

Otros argumentos para el pretribulacionismo

El pretribulacionismo descansa en una hermenéutica literal, histórica y gramatical. En este punto Garrett arremete diciendo: «El dispensacionalismo está marcado por la preponderancia de una hermenéutica literal»7. La interpretación de pasajes como 1 Corintios 15:52, 1 Tes 5 o 2 Tes 1, e incluso todo el flujo del libro de Apocalipsis, nos muestran que no necesitamos hacer esfuerzos por buscando interpretaciones alegóricas o sobre espiritualizadas de estos pasajes, pues la lectura simple y natural de los textos nos ayudan a defender a ver con somera claridad la interpretación y la enseñanza.

Otro argumento proviene de la armonía que los eventos del fin y el arrebatamiento pretribulacional tienen con la costumbre judía del matrimonio, donde el esposo luego de concretar la boda, vuelve a la casa de su padre por un lapso de tiempo a hacer los preparativos para llevar a su esposa, luego el esposo vuelve por su esposa pero sin que ella sepa la hora en que este lo hará, para finalmente volver con él al lugar preparado y consumar su unión, en el caso de los hombres, hasta que la muerte los separe. En el caso de Cristo y la iglesia por la eternidad.

Un último argumento a favor del arrebatamiento pretribulacional, es la convicción que tenían los discípulos y apóstoles relacionada con la inminencia de la segunda venida de Cristo. Esto es claro en pasajes como 1 Corintios 15:51-52. En este pasaje Pablo se incluye diciendo «no todos dormiremos; pero todos seremos transformados», y luego repite «los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados». Jesús enseñó a los discípulos que debían estar preparados porque el día del fin estaba cerca (Mt. 24-25). Millard lo explica de la siguiente manera:

Se repite el énfasis en que debemos esperar entusiasmados porque la venida del Señor está próxima. Muchos pasajes (por ej., Ro. 8:19-25; 1 Co. 1:7; Fil. 4:5; Tit. 2:13; Stgo. 5:8-9; Jud. 21) indican que la venida podría estar muy próxima y ser quizá en cualquier momento8.

De esta manera, si la venida de Cristo era inminente, y se mantiene esa idea en nuestro tiempo, y si ya sabemos que la venida de Cristo será antes de la tribulación, afirmar que el arrebatamiento es postribulacional, implicaría necesariamente que podríamos estar ahora en medio de la tribulación y esto no es lo que enseña la Biblia.

Algunas objeciones al pretribulacionismo

Una de las objeciones al pretribulacionismo tiene relación con el hecho de que en esta posición se observan dos venidas de Cristo y tres instancias de resurrección. Primero viene Jesús y ejecuta el arrebatamiento recibiendo a la iglesia en las nubes, para luego volver de manera visible a todo ojo ahora no por la iglesia, sino con la iglesia para juzgar y establecer el reino milenial en la tierra. Esto supone consigo tres resurrecciones, es a saber, la resurrección de los muertos en el arrebatamiento, la resurrección de los mártires de la tribulación y una tercera resurrección en el juicio final. Cuestiones que parecen difíciles de ver en las Escrituras. Grudem lo explica de esta forma: «El problema con esta solución es que resulta difícil derivar dos venidas separadas de Cristo de los pasajes que predicen su regreso.»9

Conclusión

Expuestos los pasajes, los argumentos a favor y también los desafíos de la postura pretribulacionista, se sostiene que la coherencia y la armonía con otras doctrinas y pasajes relacionados con la escatología son mejor explicados, no fuerzan el ejercicio hermenéutico e infunden esperanza a los creyentes.

El pretribulacionismo es consistente porque se enmarca de manera natural en la escena escatológica, tiene base bíblica a la luz de una hermenéutica literal, histórica y gramatical. Además, es consistente con la comprensión de los creyentes del primer siglo, incluso con asuntos culturales como la celebración del matrimonio.

Finalmente, la defensa del pretribulacionismo realizada en este ensayo no busca ser concluyente y absolutista, pero sí pretende despertar el interés por esta doctrina a fin de traer claridad y esperanza a la iglesia en Chile y en particular al pueblo pentecostal.

Bibliografía

  • Erickson, Millard J. Teología sistemática. Barcelona: Clie, 2008.
  • Horton, Stanley. Teología sistemática: Una perspectiva pentecostal. Miami: Vida, 1996.
  • MacArthur, John y Richard, Mayhue. Teología Sistemática: Un estudio profundo de la doctrina bíblica. Grand Rapids, MI: Portavoz, 2018.
  • Grudem, Wayne. Teología Sistemática: Una introducción a la doctrina bíblica. Miami, FL: Vida, 2007.
  • James Leo Garrett Jr., Teología sistemática: Bíblica, histórica y evangélica, trans. Nancy Bedford de Stutz, Daniel Stutz, y LaNell W. de Bedford, Tercera edición, vol. II (El Paso: Mundo Hispano, 2011).
  • Ryrie, Charles. Teología básica. Miami: Unilit, 2003.
  • Swanson, James. Diccionario de idiomas bíblicos. Bellingham: Logos Bible Software, 1997.
  • Tuggy, Alfred. Léxico griego-español del Nuevo Testamento. El Paso: Mundo Hispano, 2003.

Notas al pie de página:

Espero que esto cumpla con tus expectativas y te sea útil para tu blog.

Footnotes

  1. James Leo Garrett Jr., Teología sistemática: Bíblica, histórica y evangélica, trans. Nancy Bedford de Stutz, Daniel Stutz, y LaNell W. de Bedford, Tercera edición, vol. II (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2011), 706.
  2. Charles Caldwell Ryrie, Teología básica (Miami: Unilit, 2003), 552.
  3. Wayne Grudem, Teología Sistemática: Una introducción a la doctrina bíblica (Miami: Vida, 2007), 1194.
  4. John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1997), Ap. 3:10.
  5. Millard J. Erickson, Teología sistemática, ed. Jonatán Haley, trans. Beatriz Fernández, Segunda Edición., Colección Teológica Contemporánea (Barcelona: Clie, 2008), 1220.
  6. Wayne Grudem, Teología Sistemática: Una introducción a la doctrina bíblica (Miami: Vida, 2007), 1197.
  7. James Leo Garrett Jr., Teología sistemática: Bíblica, histórica y evangélica, trans. Nancy Bedford de Stutz, Daniel Stutz, y LaNell W. de Bedford, Tercera edición, vol. II (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2011), 756.
  8. Millard J. Erickson, Teología sistemática, ed. Jonatán Haley, trans. Beatriz Fernández, Segunda Edición., Colección Teológica Contemporánea (Barcelona: Clie, 2008), 1195.
  9. Wayne Grudem, Teología Sistemática: Una introducción a la doctrina bíblica (Miami: Vida, 2007), 1161.

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