La predicación evangelística tiene como propósito principal llamar a los inconversos al arrepentimiento y fe en Jesucristo. Su foco no está tanto en la exposición completa de un pasaje bíblico, sino en proclamar con claridad el mensaje del evangelio (1 Corintios 15:1-4). Este tipo de predicación es intencionalmente apelativa, directa y centrada en la urgencia del nuevo nacimiento (Juan 3:3; Hechos 2:38).
Autores como Alex Montoya señalan que la predicación con pasión y urgencia es necesaria en la evangelización: “El predicador debe predicar con sentido de urgencia porque las almas están en peligro eterno” (Montoya, Predicando con Pasión, cap. 5).
Martyn Lloyd-Jones también defendía fuertemente la predicación evangelística, afirmando que hay momentos en que el predicador, lleno del Espíritu, debe hacer un llamado claro a la conversión. Sin embargo, también advertía del peligro de convertir esa forma en el modelo dominante de predicación en la iglesia local.
El peligro de evangelizar a los salvos: lo que se pierde al sustituir la predicación expositiva
Aunque la predicación evangelística es poderosa y útil, cuando se convierte en la forma recurrente de predicación en la iglesia local, genera problemas profundos:
1. Desnutrición espiritual del creyente
La iglesia necesita ser alimentada con “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27), no solo con exhortaciones a convertirse. La predicación expositiva garantiza que la Palabra de Dios sea enseñada con fidelidad, en su contexto, de forma secuencial y edificante. Como afirma John MacArthur: “No hay sustituto para la predicación expositiva. Ninguna otra forma de predicación honra tan fielmente el diseño de Dios para la iglesia” (Predicación: Cómo predicar bíblicamente, cap. 2).
2. Confusión doctrinal
Una dieta constante de mensajes evangelísticos puede generar en los creyentes una visión distorsionada del cristianismo centrada en la experiencia emocional y no en la verdad bíblica. Donald Sunukjian advierte que muchos sermones hoy se enfocan más en impactar emocionalmente que en explicar lo que Dios ya ha dicho en Su Palabra.
3. Una iglesia sin profundidad teológica
La predicación expositiva es el medio por el cual los creyentes crecen en santidad, discernimiento y madurez (Efesios 4:11-14). Sugel Michelén enseña que la predicación expositiva tiene como objetivo hacer oír públicamente la voz de Dios en el tiempo presente, y eso requiere enseñar todo el texto con fidelidad, no solo su resumen evangelístico.
¿Cómo se complementan entonces?
No se trata de excluir la predicación evangelística, sino de ubicarla en su lugar: como parte de la labor misionera y evangelística de la iglesia, pero no como el plato principal del púlpito dominical.
David Helm en La predicación expositiva afirma que el predicador debe “mantenerse en la línea del texto”, sin elevarse por encima de él ni rebajarlo, lo cual solo es posible mediante la exposición sistemática de la Escritura.
Conclusión: Evangelismo sí, pero con fundamento sólido
La iglesia necesita predicadores que clamen a los perdidos con pasión… pero que edifiquen a los salvos con profundidad. La predicación expositiva es el medio establecido por Dios para alimentar, guiar y transformar a su pueblo, mientras que la predicación evangelística cumple un papel misional, puntual y poderoso. Como bien dice Martyn Lloyd-Jones: “La predicación es la suprema necesidad… porque el destino eterno de las almas depende de lo que se proclama desde el púlpito”.