Un Enfoque Integral y Bíblico de la Consejería: Reseña crítica de “La Consejería: Cómo aconsejar Bíblicamente” de John MacArthur
¿Qué lugar debe ocupar la psicología en la consejería cristiana? ¿Es posible fusionar las verdades bíblicas con las teorías psicológicas contemporáneas? En “La Consejería: Cómo aconsejar Bíblicamente”, John MacArthur aborda estas preguntas con una firmeza inquebrantable y una claridad que desafía a los lectores a reconsiderar sus suposiciones. Este libro no solo es una guía para el consejero bíblico, sino también una defensa apasionada de la supremacía de las Escrituras en el cuidado del alma humana.
Reseña:
John MacArthur. La Consejería: Cómo aconsejar Bíblicamente. Nashville: Caribe, 1996. (Kindle) $3.99. Evaluado por Ricardo Cerda.
John MacArthur, con más de 50 años de ministerio y conocido por su programa de radio “Grace to You” (Gracia a Vosotros), es una figura destacada en la comunidad cristiana. Desde 1969, ha sido pastor y maestro en Grace Community Church en Sun Valley, California, y actualmente es presidente de The Master’s University y The Master’s Seminary en Los Ángeles, California. Su vasta experiencia se refleja en la profundidad y claridad de esta obra.
La publicación de Editorial Caribe se destaca por su limpieza y sencillez. La facilidad de lectura se ve favorecida por detalles como las indentaciones de párrafos, el tamaño de la letra y la tipografía utilizada. Además, la inclusión de apéndices con material y formularios de trabajo es un acierto notable.
Primera Parte:
La primera parte del libro ofrece un sólido recorrido histórico que contrasta el desarrollo del concepto de terapia con la consejería bíblica. Es particularmente ilustrativa la mención de la acusación que sufrió Grace Community Church, destacando el compromiso con el tema. MacArthur aborda la psicología con una postura equilibrada, reconociendo su valor sin demonizarla, pero afirmando con firmeza los peligros de su integración con la enseñanza bíblica. Su declaración de que “la infusión de la psicología en la enseñanza de la iglesia ha borrado la línea entre la modificación de la conducta y la santificación” (p. 28) es particularmente confrontante.
La argumentación de MacArthur sobre la psicología como ciencia es clara y precisa. Desmiente el pensamiento freudiano y señala que, históricamente, la iglesia siempre ha tratado los problemas del alma a través de la consejería bíblica (p. 26). Esto establece un fundamento sólido para defender y proclamar el redescubrimiento y uso de la consejería bíblica en la actualidad.
Segunda Parte:
En la segunda parte, MacArthur presenta una argumentación genial sobre la supremacía de las Escrituras en la consejería. Afirma que “la eficacia de lo que el consejero intenta hacer depende al menos de este hecho fundamental: que el análisis y el consejo provengan de la verdad” (p. 87). Esto refuta la idea de que la psicología puede integrarse con la consejería bíblica sin comprometer la verdad de las Escrituras.
MacArthur presenta tres enfoques que demuestran la imposibilidad de abrazar los argumentos integracionistas. El enfoque de “los dos libros” y el enfoque “sin libro” son refutados firmemente, destacando la falacia de equiparar la psicología con la verdad revelada por Dios. Este análisis profundo y claro es una de las fortalezas del libro.
El autor también subraya la importancia de una disciplina coherente entre el consejero y la consejería. MacArthur enfatiza que el consejero bíblico debe tener una relación creciente con el Señor y una obediencia constante a la Palabra de Dios (p. 172). Este llamado práctico a las disciplinas espirituales es un desafío significativo para quienes sirven en el ministerio de la consejería.
Tercera Parte:
La tercera parte se enfoca en el proceso de la consejería, ofreciendo información práctica sobre cómo abordar una consejería desde el inicio hasta el final. MacArthur enfatiza la importancia del involucramiento y la esperanza en el cambio, además de proporcionar consejos sobre la mecánica de llevar un inventario y aplicar la instrucción bíblica a la vida del aconsejado. Un consejo práctico destacado es evitar una consejería mecánica que se enfoque solo en el problema y no en la persona (p. 204).
Cuarta Parte:
La cuarta parte del libro resalta la importancia de la consejería bíblica en la iglesia local. MacArthur argumenta que la consejería no debe ser un ministerio opcional, sino una expresión integral de la predicación de la Palabra. También enfatiza la relevancia de los dones espirituales sobre la especialización profesional, destacando que las relaciones en una iglesia sana conducen al crecimiento espiritual y la buena salud emocional (p. 358).
Conclusión:
“La Consejería: Cómo aconsejar Bíblicamente” es una obra integral que defiende la supremacía de las Escrituras en el cuidado del alma. MacArthur presenta una argumentación clara y práctica, desafiando a los lectores a reconsiderar la integración de la psicología en la consejería cristiana. La sección de preguntas frecuentes al final del libro proporciona un cierre adecuado, abordando necesidades pastorales y eclesiales. Este libro es un recurso valioso para pastores, consejeros y cualquier persona interesada en una consejería bíblica fiel y efectiva.