Cristología Ensayos Teología

¿Se puede decir que Cristo tuvo dos naturalezas durante Su estancia en la tierra?

¿Alguna vez has intentado explicar algo que parece un completo misterio? Imagina tratar de entender cómo Jesús pudo ser completamente Dios y completamente hombre al mismo tiempo. Este es un enigma que ha desconcertado a muchos, pero es una verdad esencial de nuestra fe cristiana.

La Complejidad de las Dos Naturalezas de Cristo

Creo que esta pregunta es de aquellas que, por su dificultad, es más fácil tratar de figurar con una ilustración, por ejemplo: ¿Es posible decir: «tengo un vaso de agua» sin que tengas un vaso, o si tienes el vaso pero no tiene agua, o si tienes agua pero no tienes vaso? Puede sonar como un trabalenguas, pero en esencia, tratar de sugerir que Cristo estuvo en la tierra y dudar si lo hizo en la esencia de dos naturalezas (totalmente divina y totalmente humana) sería como tratar de afirmar que tienes un vaso de agua no estando juntos ambos componentes (el vaso y el agua). Una equivalencia de esta figura podría ser Juan 1:14: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.»

Con la ilustración anterior se ha intentado ser claro y conciso, aun sabiendo que se corre el riesgo de caer en el extremo de ser simplistas. Por ello, la ilustración solo pretende afirmar que Cristo tiene dos naturalezas (el agua y el vaso) en una misma persona (la afirmación “el vaso de agua”) desde su encarnación; pero es necesario precisar algunas verdades que sirvan como estacas para no malinterpretar esta enseñanza. Primero, aunque son dos naturalezas no están mezcladas como para crear una tercera esencia. Segundo, el orden de las dos naturalezas en la persona es importante y Cristo no puede ser otra cosa que Dios-hombre. Finalmente, debemos asumir humildemente que estamos tratando de explicar un misterio que no podemos entender plenamente. Así que, podemos establecer algunas certezas con fundamento en las Escrituras, conscientes de nuestras limitaciones, pero con el deseo de conocer tanto como podamos acerca de nuestro Dios.

La Importancia de la Precisión Teológica

La razón que debe motivar nuestra diligencia en intentar ser precisos en este tema es que hay dos extremos de los que debemos cuidarnos, es a saber, minimizar la deidad y/o despreciar la humanidad de Cristo. Juan Calvino exhortó a sus lectores de la siguiente manera: «… los que privan a Jesucristo de su divinidad o de su humanidad menoscaban su majestad y gloria y oscurecen su bondad»1. Con esto afirmamos la necesidad de que el que había de ser nuestro mediador fuese a la vez verdadero Dios y verdadero hombre (Juan 17:24). Entonces, se puede decir que Cristo tuvo dos naturalezas, pero aunque son dos naturalezas no están mezcladas como para crear una tercera esencia. Las Escrituras revelan que Dios se hizo hombre (Fil. 2:7, Juan 1:14), es Dios con nosotros (Mt. 1:23), debía ser confesado como hombre (1 Jn. 4:2-3), sería un niño con los atributos de Dios (Is. 9:6), Él es el primero y el último (Ap. 1:17-18, 2:8).

El Misterio de la Unión Hipostática

Se puede decir que Cristo tuvo dos naturalezas, pero es necesario reconocer que esa unión es Dios tomando sobre sí nuestra humanidad y no cediendo a la idea de que Jesús adquirió divinidad, porque esto sería una herejía2. Berkhof enfatiza esta idea citando al concilio de Calcedonia3. Las Escrituras dan testimonio de este orden al afirmar que Dios se hizo hombre (Fil. 2:7) y que su nacimiento fue iniciativa de Dios (Mt. 1:23).

Finalmente, debemos asumir humildemente que estamos tratando de explicar un misterio. Misterio que la Biblia no intenta explicar y la Iglesia ha sido respetuosa al guardarse de cruzar esa línea4.


Bibliografía

  1. Calvino, Juan. Institución de la religión cristiana. Barcelona: Ediciones Felipe, 2006.
  2. Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1939.

Notas

  1. Juan Calvino, Institución de la religión cristiana (Barcelona: Ediciones Felipe, 2006), 342.
  2. La herejía sería aceptar que un hombre perfecto podría llegar a ser Dios. Una forma de esta herejía es la teoría del adopcionismo, que dice que Jesús llegó a ser merecedor de ser elevado a la categoría de Dios.
  3. Berkhof, Teología Sistemática, 390.
  4. Ibid, 381.

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo