¿Si Cristo aprendió durante Su vida terrenal, esto no niega Su omnisciencia?
¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que Jesús, siendo Dios, pudiera aprender durante Su vida terrenal? Esta pregunta puede parecer contradictoria, pero su respuesta no solo fortalece nuestra comprensión de la divinidad y humanidad de Cristo, sino que también profundiza nuestra fe.
La Pregunta Central
Es posible que esta duda tenga relación con cuidar o proteger la divinidad de Jesús. Sin embargo, afirmar que no necesitaba aprender, por asirse en algún momento a su atributo de omnisciencia, sería minimizar su naturaleza humana, eliminar la posibilidad de que Cristo experimentara todas nuestras necesidades y negar directamente Lucas 2:52. Cristo fue completamente Dios y completamente hombre, y como fue declarado en el concilio de Calcedonia en el año 451 acerca de Cristo:
«Lo reconoce en sus dos naturalezas, inconfundibles, inampliables, indivisibles, e inseparables; estas naturalezas se distinguen en que no se pierden por la unión, sino más bien la propiedad de cada una de ellas se preserva, y en que concurren una persona y una Subsistencia, no repartidas o divididas entre dos personas.»1
Esta declaración ayuda a aclarar que los atributos de Dios y la esencia humana conviven en la Persona de Jesucristo, no pudiendo la naturaleza humana traspasar sus límites, ni la esencia divina tomar partido en la humanidad, para aliviarla o sacar ventaja. Esto puede parecer difícil de entender, pero si lo pensamos de esta forma: Jesús no usó Sus atributos divinos para sacar ventaja o hacer más fácil Su vida en la tierra; Él fue Santo y Perfecto sin usar Su Santidad. Como toda persona, ignoraba cosas que aprendió con el tiempo sin usar Su Omnisciencia. Dios respondía sus oraciones por su temor reverente y no usó Su poder para beneficiarse en momentos de prueba. Si las Escrituras prueban esto, entonces quedará claro que no hay una contradicción entre la divinidad de Cristo y su naturaleza humana (He. 10:5-7).
La Omnipotencia y Humanidad de Cristo
Lo primero que no debemos perder de vista en este asunto es que las Escrituras afirman plenamente que Jesús tenía la capacidad de hacer milagros y ejercer su poder sobrenatural. Los demonios no se contenían en su presencia (Mt. 8:28-34, Mr. 5:1-20, Lc. 8:26-39), tiene autoridad sobre la naturaleza (Mt. 8:23-27), resucita muertos (Jn. 11:38-44, Mr. 5:24-35, Lc. 7:11-17), puede crear (Mr. 6:30-44), y sus discípulos dan testimonio de su poder (Mt. 8:27). No hay duda de que Jesús tenía poder. Pero las Escrituras también afirman que ese poder no anula su humanidad porque, «Cada naturaleza posee su propia voluntad»2 de manera que se puede afirmar que en Jesús conviven dos naturalezas distintas, y cada una de ellas son perfectas.
En su condición de hombre, Jesús no solo adquirió naturaleza humana, sino que la experimentó. Él fue Santo y Perfecto sin usar Su Santidad (He. 2:17-18), mostró integridad que más tarde fue exaltada por sus discípulos (Hch. 2:22). Como toda persona, ignoraba cosas que aprendió con el tiempo sin usar Su Omnisciencia; aprendía y crecía (Lc. 2:40), declaró no conocer el día ni la hora en que volverá (Mt. 24:36), en medio de la multitud alguien lo tocó y declaró no saber quién fue (Lc. 8:46)3. De la misma manera, Jesús oraba al Padre por sus necesidades y Dios respondía sus oraciones por su temor reverente, no por su posición como la segunda persona de la Trinidad (Lc. 10:21, Mt. 26:39, Juan 11:41). Y no usó Su poder para beneficiarse en momentos de prueba (Mt. 4), ni cuando tuvo que hacer milagros (Juan 11:41).
Conclusión
En definitiva, Cristo no solo aprendió sin usar su omnisciencia, sino que vivió sin tomar ventaja de ninguno de sus atributos para hacer la voluntad del Padre. Esto no minimiza su deidad, por el contrario, exalta su humanidad y su capacidad de compadecerse y entendernos en nuestras pruebas (He. 4:15).
Bibliografía
Calvino, Juan. Institución de la religión cristiana. Barcelona: Felire, 2006.
McCurry, Don. Esperanza para los musulmanes. Miami, Fl: Unilit, 1996.
MacArthur, John y Mayhue, Richard. Teología Sistemática: Un estudio profundo de la doctrina bíblica. Grand Rapids, MI: Portavoz, 2018.
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